Dormir en el salón

Algunas personas desean disponer de una cama supletoria para alojar a amigos o familiares con poca antelación. Otras, sencillamente, no disponen de un dormitorio en su pequeña vivienda. En cualquier caso, hay varios trucos para dormir en el salón y transformar toda o parte de la habitación en zona de dormitorio.
¡A continuación te presentamos las principales vías que puedes explorar!

Desde hace muchos años, el sofá cama es la estrella de los espacios reducidos. Recordemos que este modelo de sofá tiene la particularidad de desplegarse en un santiamén para desplegar un colchón, capaz de alojar de una a dos personas según el modelo. Un sofá modular sigue siendo la mejor solución para combinar el salón y la zona dormitorio en un mismo lugar, pero obviamente requiere el esfuerzo diario de plegarlo por la mañana y desplegarlo por la noche. Perfecto para un estudio alquilado de estudiante, por ejemplo.

Hay otros modelos interesantes, como el sofá rinconera convertible, que suele ofrecer una mayor superficie de colchón y deja libre el centro de la habitación cuando está plegado.

La cama abatible es un gran armario vertical que se coloca contra la pared. Cuando llega la noche, basta con desplegar de arriba abajo el colchón oculto en su interior para colocar la cama en el suelo y pasar una noche de descanso. En algunos casos, y previo trabajo importante, los modelos plegables pueden incluso empotrarse en la pared total o parcialmente, liberando así espacio en el suelo.

La cama plegable suele ser más rápida y fácil de desplegar que el sofá cama. Sin embargo, no tiene la versatilidad de su competidor directo y ocupa mucho espacio en la pared, en detrimento del espacio de almacenamiento o las estanterías.

Instalar una cama alta en el salón es, obviamente, una opción interesante para ganar metros cuadrados extra, pero esta cama elevada presupone, para empezar, una cierta altura de techo en tu salón. En una entreplanta diseñada para estar de pie, la altura ideal entre la parte superior y el techo oscila entre 1,80 y 2 metros. Sin embargo, es posible aspirar a una altura inferior en el caso de una cama alta: entre 90 centímetros y 1 metro, como mínimo, para no chocarse con todo al acostarse.

El espacio bajo el altillo puede optimizarse de forma útil, por ejemplo, comprando un pequeño escritorio para crear una zona de trabajo.

La última posibilidad es simplemente instalar una cama de verdad en tu salón... ¡Esto no significa que estés condenado a mezclar géneros! El truco está en trazar la frontera entre espacios simbólicos diferentes, con el día a un lado y la noche al otro. La naturaleza de esta frontera puede variar: los más bricoladores no dudarán en colocar tabiques opacos y crear una habitación suplementaria, mientras que otros se contentarán con biombos decorativos, gruesas cortinas de colores o paneles japoneses de ambiente muy zen.